jueves, 27 de septiembre de 2007

Lost in Traslation IV - Kagoshima

Lost in Translation IV - Kagoshima

Jueves 9 de agosto

A las 8:30h hacemos el check-out (recordad, estamos en Beppu, ciudad balneario) y vamos directos a la estación donde cogemos unos onigiris (bolas de arroz con distintos rellenos) y unos cafés en lata para desayunar tranquilamente en el tren, un Sonic 14 a Hakata. El tren para en Kokura, y como sale en sentido contrario hacia Hakata, giramos los asientos, para seguir en el sentido de la marcha hasta Hakata.

En Hakata cogemos el Relay Tsubame para ir hasta a Shin-Yatsuhiro, ya que el shinkansen directo entre Hakata y Kagoshima está todavía en construcción en este primer tramo, aunque mientras vamos con el tren, a menudo vemos las vías y viaductos en obras del shinkansen. Pero tampoco vemos mucho porque aprovechamos para dormitar un poquito por el camino después de tomar un zumito por la patilla (es lo que tiene el ‘green car’). En Shin-Yatsuhiro tenemos que cambiar de tren otra vez: cogemos el moderno shinkansen Tsubame a Kagoshima, un tren muy moderno, con cortinillas de bambú, y muy espacioso.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Llegamos a Kagoshima, donde están Yuko y su madre Midori esperándonos en la estación. Cogemos el coche y de camino a su casa, paramos a lo alto de las colinas de la ciudad para hacernos unas fotos con el volcán (activo, que no para de echar humo, y a veces hasta ceniza!) Sakurajima al fondo, ¡cómo mola el volcán!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Dejamos las cosas en su casa, tomamos un tecito, les damos unos regalitos que hemos traído de España y ale, nos vamos al puerto de la ciudad a coger el ferry al volcán Sakurajima. En el ferry hacemos lo típico, es decir: ¡comer udon y soba con tempura! Jejejejee… entre el viento y la sopita, nos ponemos todos un poco guarrines, manchándonos la ropa, pero no importa, ^_^. Luis disfruta de su tempura udon y Laura de su tempura soba… ¡qué rico!

En poco más de quince minutos, llegamos a la estación de Sakurajima, por lo que sacamos el coche y vamos e dirección a uno de los puntos mirador de la isla, donde también hay un parque llamado 'Dino-Park' lleno de reproducciones de dinosaurios, pero de un cartón piedra que tira para atrás de cutre... Sí, nosotros nos hacemos la misma pregunta, por qué hay un parque de dinosaurios en las colinas del volcán... ni idea.

Total, que paseamos un rato por ahí, hacemos fotos serias (del paisaje) y frikis (de los dinosaurios) y volvemos a coger el coche para ir a otro mirador, algo más cercano y en uno de los puntos más altos (y en el que el acceso todavía está permitido) de la isla. Allí hacemos más fotos de rigor… al final, sin embargo, todas las fotos son iguales, pero cuando estás allí, no puedes dejar de hacer fotos al espectacular volcán.

Cogemos el coche de nuevo y vamos a ver la escultura de un famoso músico hijo de Sakurajima, que logró congregar en la isla unas 75.000 personas en un concierto multitudinario (lo que puso a prueba el buen funcionamiento de los ferries, jejejejee). De ahí nos vamos a una zona ya algo más alejada, pero en la que hay una especie de onsen para meter los pies, parecido a lo que contábamos de Beppu, y no veáis qué descanso!

Finalmente, acabamos en el Furusato Onsen, un baño termal natural situado al lado del mar. Normalmente, en los onsen normales uno va desnudo completamente, pero como este onsen es también un santuario sintoísta, y tiene su torii, para mostrar respeto a los dioses, los bañistas tienen que llevar un yukata de algodón. Eso nos permitió poder estar todos juntos en el onsen y disfrutar del relax que proporcionan las aguas termales naturales y del bello espectáculo de estar al lado del mar… ¡precioso de verdad!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después de pasar un buen rato en el Furusato Onsen, nos cambiamos y duchamos y cogemos de nuevo el ferry a Kagoshima. Se nos ha hecho bastante tarde, por lo que vamos al edificio del antiguo ayuntamiento, hoy convertido en espacio para restaurantes, a un restaurante bastante conocido y especializado en shabu-shabu.

Y allí, naturalmente, comemos shabu-shabu y ramen de Kagoshima, ¡qué deliiiiiiiicia! El shabu-shabu es un plato muy típico de la cocina japonesa y que en Kagoshima están orgullosos por su versión local. Básicamente se trata de cocinar, en la propia mesa, finas tiras de carne (carne de cerdo ‘negro’, en el caso de Kagoshima, parecido al ibérico español) con setas, tofu y otras verduras en un caldo de dashi hirviendo. Cuando la comida está lo suficientemente cocida, se moja en un bol con salsa ponzu y ale, ¡a disfrutar! Está realmente rico, menos dulce que el sukiyaki (un plato del mismo estilo, pero sabor bastante diferente), pero igual de sabroso. Los ramen, por otro lado, son fideos de origen chino degustados en sopa. Nosotros, primero comimos shabu-shabu y cuando ya nos habíamos terminado la carne y todas las verduras, cocinamos en el mismo dashi el ramen… ¡qué ricooooooooooo! Se nota la cara de disfrute que tenemos, ¿verdad?

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Con el estómago llenísimo, y muy cansados, llegamos a casa y directos al futon a dormir… ¡buenas noches!

Viernes 10 de agosto

Nos levantamos y hacemos un desayuno típicamente japonés, aunque el arroz no es blanco, sino ‘rojo’(sekihan), un tipo de arroz que se utiliza para las celebraciones (y celebramos que estamos todos juntos en Kagoshima, ^_^). Arrocito, pescadito, sopa casera de miso… ¡un lujazo!

Después, vamos con Yuko a reservar los billetes del día siguiente, que ayer con la emoción de ver a Yuko y a Midori se nos olvidó, ^_^. Se nota que ya estamos en Obon (festividad japonesa de recuerdo a los muertos, durante la cual las familias se reúnen), porque tenemos por primera vez en todo el viaje (y última, todo hay que decirlo), problemas para reservar en los trenes que queremos. Finalmente lo conseguimos, aunque en Hakata tendremos que esperar una hora para poder coger el siguiente tren, en fin...

Vamos en coche a recoger a la madre de Yuko (que se ha quedado en casa limpiando los cacharros del desayuno) y vamos todos juntos a unos jardines de estilo japonés, el Iso Teien (también llamados Sengan-en), que empezó a diseñar en 1658 el 19º señor de Shimazu y que tiene como particularidad unas preciosas vistas del volcán Sakurajima (lo que se ha considerado ‘paisaje prestado’ del jardín). Es especialmente interesante el arroyo donde el 21º señor de Shimazu celebraba veladas poéticas, en las cuales los invitados debían componer un poema antes de que la corriente del agua les acercara su siguiente copa de sake. En medio del jardín se encuentra Shimazu-ke, mansión que en el pasado fue residencia del clan Shimazu.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después de miles de fotos, ^_^, cogemos el coche y ale, ¡carretera y manta! Bueno, manta no, que hace calor, pero vamos hacia el sur de la península de Kagoshima y tenemos un ratito de viaje. Lo cierto es que no se hace largo para nada, porque vamos siempre paralelos al mar y podemos ir viendo cómo nos alejamos del volcán Sakurajima, viéndolo desde perspectivas distintas. A medio camino, paramos en un mercado de carretera a descansar un poco, hacer cuatro compras y tomar algo. Las vistas del mar son sencillamente preciosas.

Cogemos el coche de nuevo y vamos hacia un pueblecito situado cerca del monte Kaimon, famoso por sus restaurantes de somen-nagashi. Y naturalmente, vamos a comer somen-nagashi en un restaurante en plena naturaleza, rodeado de árboles y arroyos, con carpas nadando libremente, estanques y hasta un santuario. Allí, pedimos onigiris (bolas de arroz), inari-zushi (bolsitas de tofu frito rellenas de arroz), sashimi de carpa en salsa miso-zu (parecida a la mostaza) y naturalmente, somen-nagashi: fideos somen que dan vueltas y vueltas por un artilugio circular lleno de agua situado en cada mesa, para asegurar que los somen estan fresquitos, que es como se deben comer. Muy bueno todo y ¡muy divertido! Los somen venga a dar vueltas y vueltas por el agua y nosotros venga a cazarlos con los palillos, mojarlos en un cuenco con salsa de soja y venga a comer… J

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Con el estómago bien lleno y después de que Midori hiciera algunas compras más (especialmente para Lau ha comprado satsuma-imo, es decir, batata de Satsuma –antiguo nombre de Kagoshima-, que a Lau le encanta en tempura…), cogemos el coche de nuevo y vamos hacia Ibusuki. En el camino, eso sí, paramos a orillas del lago Ikeda para ver el llamado 'Monte Fuji de Satsuma’, es decir, el monte Kaimon, y hacer algunas fotillos:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Cogemos el coche de vuelta y vamos directos a Ibusuki, destino turístico famoso por sus baños de arena volcánica, ¡y para allá que vamos! Eso sí, antes nos encontramos con una amiga de Midori, propietaria de uno de los ryokan más exclusivos y caros de la zona, que nos invita a visitarlo más tarde. Total, nos dan un yukata, nos cambiamos en los vestidores, nos juntamos todos en la playa con nuestros yukatas puestos y bajamos a la zona especialmente reservada para los baños de arena volcánica. Allí, literalmente nos entierran en arena caliente durante 10-15mins (es el máximo recomendado)… ¡y venga a sudar! Es una experiencia rara, porque realmente sientes que tu cuerpo está sudado y desprendiéndose de toxinas... ¡y la arena es muy pesada! Laura parece que se lo pasa bien, mientras que Luis está casi asfixiado :D

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Pasados los minutos recomendados, salimos y Luis por su lado, las chicas por el otro, nos lavamos, limpiamos y duchamos y nos relajamos unos minutitos en el onsen de aguas termales naturales. Seguidamente, nos volvemos a juntar todos, cogemos el coche y visitamos el súper-ryokan de la amiga de Midori, ¡qué lujazo!

Cogemos el coche, paramos a comprar cuatro cosas para la cena, entre ellas chuhai, que se le ha antojado a Luis (es una mezcla de shochu, un licor típico japonés parecido al vodka, con zumos de frutas) y llegamos finalmente de vuelta a casa en Kagoshima. Allí, mientras nosotros descansamos y pasamos fotos, Yuko y Midori preparan un tempura delicioso… ¡qué delicia! Nos encanta el tempura de Midori, sobre todo porque tiene satsuma-imo, jejejejejejee… Ñam, ñam, ñam… Además, disfrutamos de la cena con el chuhai que habíamos comprado antes (de tres sabores diferentes!). Qué rico todo jejejeje... Además, como escuchan que Luis se pirra por el Calpis (una bebida refrescante típica japonesa, con un toque lácteo, y resulta que han comprado la última versión sacada por la empresa, con sabor a melocotón, sacan una jarrita y Luis se pone las botas de Calpis sabor melocotón).

La cena es divertida y entretenida, pues hablamos de muchas cosas. Entre ellas, la afición que Midori tiene por los kimonos. La mujer se emociona cuando se da cuenta de que Luis conoce bien el tema de los kimonos y le empieza a enseñar fotos de sus reuniones mensuales (una vez al mes, ella y sus amigas se juntan con sus kimonos para comer) y a hablar de kimonos, ¡es muy divertido! La sorpresa llega cuando nos regalan un yukata para Lau y un jimbei para Luis. Emocionados, nos los probamos, pero las chicas no tienen suficiente con hacernos fotos en la casa, así que nos obligan a coger el coche e ir a una zona nueva del puerto, para hacernos una sesión de fotos, jejejejeejeje (y vaya verguenza!!!). Eso sí, guapos estamos un rato jejeje

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después de un buen rato paseando, charlando y haciéndonos fotos con los yukatas, volvemos a casa donde hacemos la maleta y ale, ¡a dormir! Que mañana tenemos medio día de viaje hasta llegar a nuestro siguiente destino: Okayama.

Próximo capítulo: Okayama, Takamatsu y Tokushima

sábado, 22 de septiembre de 2007

Lost in Traslation III - Beppu

Lost in Translation III - Beppu


Miércoles 8 de agosto

Después de remolonear un poco, vamos a desayunar al Mister Donuts de la estación de JR, ya que a Luis le encantan los donuts. Al salir, nos acercamos a la oficina de información turística, a comprar un pase de autobús de todo un día y ale, a la estación de autobuses. Cogemos el nº 5, uno de los que nos han recomendado para llegar a una de las atracciones turísticas más importantes de Beppu: los ‘jigoku’ o infiernos en español, maravillas geotérmicas creadas por las fuentes de aguas termales naturales que se encuentran en la zona.

Compramos un pase para verlos todos y ale, empezamos por uno de lo mejores, el Umi Jigoku (infierno marino). Entramos y la naturaleza nos sorprende, pues las montañas que nos rodean están repletas de árboles muy verdes y frondosos, es una maravilla. El olor es raro, no sabemos cómo describirlo, pero desde luego no huele “bien”, sino más bien a huevos podridos. No sabemos muy bien por qué es pero al acercarnos más a la zona central del jigoku lo descubrimos: un estanque de vaporosa agua azulada. Como las temperaturas del agua rozan los 100º, tienen ahí un cazo donde hervir huevos, jajajajjaa… ¡qué bueno! Aquí lo tenéis:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

En la parte alta de la montaña también hay un estanque de fango de color rojizo, que echa una peste considerable, ¡qué asco! Y cerca, eso sí, hay un “onsen de pies”, es decir, un espacio reservado con agua termal natural que sirve para remojarse los pies y relajarse. Y para allá que vamos, ¡fuera zapatos! Ay, qué relajación para nuestros pies...

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

A continuación vamos al Oniishibozu Jigoku (infierno de los monjes), que presenta una gran variedad de estanques con agua fangosa de color blanquecino que al hervir da forma a unas burbujas que recuerdan las cabezas rapadas de los monjes (o eso dicen los japoneses, ^_^). La verdad es que es muy divertido ver cómo se forman las burbujas y explotan en el aire. Aunque por si acaso, nos ponemos a cierta distancia, que no queremos acabar llenos de barro hirviendo :D Las burbujas son muy graciosas, eso sí:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Seguidamente vamos al Yama Jigoku (infierno de la montaña), que es básicamente “vapor”, pues el vapor se cuela por cualquier piedra y cualquier pequeño estanque de agua que hay en la zona. Mirad, mirad:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Tienen unos cuantos animales (a modo de zoo) aunque bastante hacinados, lo que sinceramente no nos gusta nada… ¡pobres bichos! Nos apenamos especialmente de este pobre hipopótamo que casi no tenía espacio:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después llegamos al Kamado Jigoku (infierno del horno), que es el más hortera de todos. En la entrada, hay una figura bastante cutre y hortera de un diablo enorme que hace de cocinero, pues los estanques de este infierno se utilizan para cocer huevos, cocinar flanes y cosas parecidas… ¡y la gente ahí comiendo huevos duros de un color negruzco asqueroso! La verdad, nos daba un poco de asco, jejejeje. Y para que veáis que no somos unos exagerados, aquí tenéis una foto de la entrada:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Y aquí una de Lau, intentando (y sí, decimos bien 'intentando') beber agua del infierno, aunque... ¡estaba asqueroooooosaaaaaaaa!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Y aquí tenéis el estanque principal del Kamado, con los huevos cociéndose...

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Además del bonito estanque de aguas cremosas, el Kamado Jigoku tiene un área un poco más desagradable, con estanques de barro que se tiran eructos, jajajajajajaa... ¡qué sonidos más raros hacían las burbujas de barro al estallar!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Seguimos con el Oni-yama Jigoku (infierno del diablo de la montaña), que básicamente es un criadero de cocodrilos. Dicen que el ambiente y las aguas termales son perfectos para criar cocodrilos, y no lo dudamos, pero no sé, tenerlos ahí en jaulas, pobrecitos, daban bastante pena, sobre todo porque también están bastante hacinados. Aquí tenéis el estanque principal, sin cocodrilos:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Vamos al Shiraike Jigoku (infierno del estanque blanco), que es realmente precioso: un estanque de agua lechosa de color azulado. Muy bonito de verdad. Ahí nos sentamos un rato a descansar y acabamos charlando con una familia japonesa al completo... y el niño pequeño, que tendrá unos tres añitos, practica inglés con nosotros diciéndonos un dulce "thank you" cuando Luis recoge algo que se le ha caído al suelo... ¡qué mono! El shiraike, uno de los jugokus más bonitos:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Para ver los dos últimos infiernos, tenemos que coger el autobús nº 16, así que vamos a la estación de la zona y cogemos el bus. En pocos minutos llegamos al Chi-no-ike Jigoku (infierno del estanque de sangre), que como su nombre indica tiene un gran estanque de agua de color rojo… muy bonito, la verdad, aunque desprende el mismo mal olor que todos los demás, ^_^. Eso sí, también hay "onsen de pies", y rauda y veloz, Laura se descalza para darles un descanso a sus cansados pies. Aquí tenéis el estanque principal, ciertamente de color sangre:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Finalmente vemos el Tatsumaki Jigoku (infierno de la tormenta marina), que no es más que un geiser. Para verlo, tenemos que esperar unos diez minutos, pero finalmente el agua aparece, ¡qué barbaridad!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Al final, se nos ha hecho bastante tarde, así que cogemos el nº 16 de vuelta al centro de Beppu y buscamos un sitio donde comer. Es tarde y parece que en esta ciudad la gente no come fuera, porque hay un montón de sitios cerrados. De camino, sin embargo, encontramos un farmacia regentada por una abuelilla japonesa muy entrañable, ^_^, y le pedimos a ver si nos puede dar algo para aliviar la piel: es que, con tanto sol y tanto calor, nos hemos achicharrado un poco. La mujer piensa y piensa, porque claro, en este país donde está de moda estar "blanco" (y las mujeres, sobre todo, se protegen en verano con guantes y gorros y de todo), pero al final encuentra una loción de aloe y hojas de melocotón, nos dice, que va muy bien. Nos la deja probar y cuando le decimos que nos la quedamos (porque es muy refrescante y se nota que va bien), nos dice que aprovechemos y nos pongamos más del tarro de muestra… ¡qué mona! Y mira que al verla, desde fuera, a Laura le daba un poco de miedo entrar, por aquello de que no sabía si se entenderían, pero al final, no ha habido ningún problema (apunte de Lau: creo que Luis se ha quedado todo sorprendido otra vez, ^_^).

Al salir, seguimos buscando restaurantes, pero ¡está todo cerrado! Al final, acabamos en la planta siete de unos grandes almacenes, dedicada a restaurantes, y entramos en uno especializado en omuraisu (tortillas rellenas de arroz). Pedimos el setto, que lleva una bebida, una sopa fría y una ensalada que Laura ni prueba, porque el aliño parece 'baba de caracol' (sus palabras), jejejejejee. Luis se pide bifu-katsu omuraisu y Laura chikin-katsu omuraisu. Comemos bien y como estamos cerca del ryokan, volvemos a la habitación a descansar... ¡y allí está nuestro neceser! Ha llegado, por fin, con tres días de retraso, aunque no nos podemos quejar, porque encontramos dentro dos vales de descuento de (¡ATENCIÓN!) ni más ni menos de 25€... uau, ¡qué ahorro!

Aprovechando que estamos en el hotel, enviamos por poco más de mil yenes la maleta grande a Kagoshima, ¡qué bien! Así no tenemos que estar carreteándola de aquí para allá, es muy práctico este servicio.

Descansamos un rato, mientras bajamos las fotos que hemos hecho y estas cosas. Al rato, salimos hacia la estación con la intención de coger el Ropeway. Entre unas cosas y otras son casi las 18h, pero en un principio no le damos importancia. Error. Cuando llevamos un ratito esperando tranquilamente el autobús sentados en un banco de la estación, decidimos ir a ver los horarios, por si acaso... y, como ya habréis adivinado, ya no hay autobuses "a estas horas", jejejejee. Desde luego, esta ciudad es un pueblecito, eh...

Es demasiado pronto para cenar y no sabemos muy bien qué hacer, así que empezamos a callejear un poco, paseando por los rincones más escondidos de la ciudad, hasta que nos encontramos con un Starbucks. Entramos y nos tomamos ambos un matcha frappuccino (frappuccino de té verde) y llamamos a nuestros papis, para contarles nuestras aventuras.

Al rato, decidimos ir a pasear por la playa, pero esto es Japón y en ciertas zonas, la playa brilla por su ausencia. Eso sí, hay oficinas, restaurantes, salas de juegos, etc… en fin, paseamos por la zona hasta que nos encontramos un restaurante tabehodai (buffet libre) de yakiniku (carne y verduritas a la parrilla, al estilo coreano), aunque también tienen sushi, sopas, ensaladas y postres. El precio es increíble, así que, aunque estamos bastante llenos del frapuccino de té verde, con su natita por encima, nos apetece probar el yakiniku, y más habiendo buffet libre! Así que sin pensárnoslo dos veces (o quizás una o dos sí nos lo pensamos :P) entramos a cenar. Y, sinceramente, nos ponemos las botas de carne, repollo, setas, cebolla, maíz… todo hecho a la parrilla con su salsita especial. También comemos sushi, aunque menos, y acabamos la comilona con heladitos de té verde... ¡ñam!

Llegamos al hotel con el tiempo justo para tumbarnos un ratín (poco) y prepararnos para ir al onsen privado de esta noche. A las 22h, vamos al onsen, todo de maderita y semi-abierto (está como en una terraza, para que nos entendáis). Una maravilla. Eso sí, entre que el agua está calentísima y que nosotros tenemos la piel achicharrada, nos cuesta un poco entrar, y tenemos que poner un poco de agua fría, que además, sólo estaba saliendo agua caliente! ^_^. Pero lo disfrutamos igualmente, porque es una maravilla: muy relajante.Aquí podéis ver esta maravilla de onsen privado:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Como la noche anterior, cuando ya estamos arrugados y rojitos, nos ponemos los yukatas, devolvemos la llave del onsen y al futon a dormir… que mañana dejamos Beppu y nos vamos a Kagoshima, ¡qué ganas!

Próximo capítulo: Kagoshima con Yuko y su madre Midori

sábado, 8 de septiembre de 2007

Lost in Translation II - Miyajima y llegada a Beppu

Lost in Translation II - Miyajima y llegada a Beppu

Martes 7 de agosto

Nos levantamos temprano, desayunamos como japoneses (es decir, sopa de miso, pescadito, arroz blanco, tofu…, exactamente igual que ayer) y hacemos el check-out. Dejamos las maletas en el hotel, eso sí, aunque flipamos con el gran ‘sistema de seguridad’ (claro, no les hace falta): básicamente dejamos las maletas en un rincón de la entrada y echamos una red por encima… ¡y no nos dan ni número ni nada! Jajajajaja, qué gracia. Menos mal que estamos en Japón, porque en otro país, nos hubiéramos quedado sin maletas a los cinco minutos.

Vamos hacia la estación de JR a coger un tren hasta Miyajima-guchi y desde allí, el ferry hasta la isla de Miyajima, muy famosa por el torii ‘flotante’ (un torii es una puerta roja que marca la entrada a un santuario sintoísta) del santuario Itsukushima-jinja. Es una de las atracciones turísticas más fotografiadas de Japón y una de las tres mejores ‘vistas’ del país (los japoneses y su afán de hacer ‘listas’ de todo, las mejoras vistas, los mejores parques, etc. ^_^).

Llegamos temprano, así que la marea está baja: el torii no está ‘flotando’ sino que se puede acceder a él a pie, caminando por la arena. Aquí tenéis a Luis, haciendo fotos del torii y de la gente paseando por sus proximidades:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Antes de acercarnos al torii, sin embargo, decidimos visitar el santuario sintoísta de Itsukushima-jinja, que naturalmente tampoco está 'flotando' sobre el mar todavía. Este santuario data del siglo VI, aunque su aspecto actual es de 1168. Visitamos el santuario y observamos el torii desde el mismo, es una vista muy bonita. Aquí nos tenéis, en el santuario:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Y un detalle de los barriles de sake del santuario, fotografiados por Luis:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Desde el otro lado, decidimos bajar a la arena, cruzar la playa y llegar hasta los pies del torii. La marea está subiendo, pero todavía podemos pasar por debajo andando. Es impresionantemente grande… ¡increíble! Uno se siente tan pequeño allí abajo… Y lo mejor es que se puede tocar… Es como tocar historia.

Seguimos haciendo turismo por allí y decidimos acercarnos al Senjô-kaku y su pagoda de color rojo. El pabellón, que fue construido en 1587 por Toyotomi Hideyoshi, está hecho de enormes pilares y vigas de madera y del techo cuelgan pinturas. Lo cierto es que tendría que haber sido del mismo color que la espectacular pagoda (de 1407), pero el proyecto se dio por finalizado al morir Toyotomi. Allí descansamos un rato a la sombra, bebiendo bebidas isotónicas… (Luis probó, a lo largo del viaje, todas las variedades de todas las marcas de bebidas isotónicas, unas 10 o 12 diferentes! :P) ¡Qué calor!

Al rato, bajamos otra vez a nivel del mar y vemos cómo va subiendo la marea. Nos sentamos debajo de un árbol, a la sombra, a esperar un poco más... ¡queremos hacer fotos del torii flotante! En esas estamos, preparando cámaras y el trípode y toda la pesca, cuando se nos acerca una chica japonesa muy mona ella y nos pregunta si hablamos japonés. Al decirle que sí, nos hace un montón de preguntas: que de dónde somos, que qué tal Miyajima, qué adónde iremos después... y un montón de preguntas más. Resulta que la chica es periodista de radio y va a conectar en directo con un programa de radio de Hiroshima y nos quiere hacer una entrevista en directo. Y qué le vamos a decir, ¡pues vale! Allí estamos, esperando, cuando de golpe le dan paso, la chica empieza a hablar, cuenta que ha estado hablando con una familia de Tokio, con otros de no-sé-donde, pero que con quienes le apetecía hablar era con nosotros y ale... ¡micrófono! Nos hace más o menos las mismas preguntas que antes, contestamos, nos reímos y completamos la entrevista, ¡qué divertido! Al finalizar, nos comenta que desde el estudio le han dicho que qué guay que nos haya pillado para participar y que había quedado un reportaje genial, ¡nos alegramos! Nos hacemos una foto, nos regala unos bolis y dejamos que recoja todos los bártulos (un guión que se ha medio comido un ciervo de los miles que pululan libremente por la isla, una antena de recepción, etc.) Qué chica más simpática, de verdad.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Finalmente va subiendo la marea, así que hacemos las fotos de rigor con un poquito más de agua a los pies del torii, ¡qué bonito! Es una de las estampas más vistas en fotos y postales de Japón, pero no por ello es menos bonito en directo. Además, el día es espectacular (qué calor, eso sí... ¡y vaya solazo! Vamos a coger una insolación), así que las fotos quedan maravillosas.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Y aprovechando que llevábamos el trípode, nos hicimos una autofoto en condiciones:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Cogemos el ferry de vuelta a la estación de tren y de allí a Hiroshima. Volvemos al hotel, cogemos las maletas nosotros mismos (y casi no hace falta decir nada, jajajaa, qué gracia) y ale, a la estación de JR a coger el tren hacia Beppu, en la isla de Kyushu. Se nos ha hecho un poco tarde y no tenemos mucho tiempo para comer, y como los eki-ben (comida preparada para llevar con especialidades de la zona) de Hiroshima no nos hacen mucha gracia, paramos en un McDonald’s y comemos algo ahí: Laura come su hamburguesa favorita, la de teriyaki, mientras que Luis prueba la oferta del mes, la mega-mac, que tras estar disponible durante un período breve de tiempo, vuelve a estarlo durante nuestro viaje: una Big Mac pero con doble de carne: cuatro cachos! :D.

A las 15:30h cogemos un Hikari RailStar hasta Kokura, donde cambiamos a JR Kyushu y nos metemos en un tren expreso, el Sonic, hacia Beppu. Sobre las 18:00h, más o menos, llegamos a Beppu y aprovechamos que estamos en la estación para reservar ya los billetes del capítulo siguiente, Kagoshima.

Salimos de la estación y nos damos cuenta de que estamos en una de las ‘ciudades balneario’ más importantes de Japón: hay una especie de fuente con agua termal natural, donde uno puede meter las manos... ¡Qué caliente está!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Bajamos andando la calle principal y en cinco minutos estamos en nuestro ryokan (hotel tradicional): el Nogami-honkan. Allí hacemos el check-in y reservamos dos noches de onsen privado; un onsen es un baño termal natural, y nuestro hotel dispone de cinco: uno para hombres, uno para mujeres y tres que pueden reservar las familias para disfrutar juntos. Y eso es lo que hacemos, reservamos onsen para las dos noches que vamos a estar en Beppu, ¡ole! Hoy a las 23h y mañana a las 22h.

Nos relajamos un ratito en la habitación de tatami, toda una gozada, tomamos un té verde, nos duchamos y arreglamos y salimos hacia la playa, pues nos apetece ver el mar.

En la playa hay niños haciendo hanabi (es decir, con petardos y pequeños fuegos artificiales), ¡muy típico del verano japonés! El ambiente es agradable, pues la brisa del mar suaviza las temperaturas, así que allí nos quedamos un rato disfrutando del paisaje: el sonido del mar, los niños pasándoselo en grande haciendo hanabi, la tranquilidad de la playa…

Al rato, decidimos ir a cenar, pero no encontramos un sitio que nos guste del todo: o están a tope y hay que esperar mucho (buena señal, pero estamos cansados y hambrientos) o están vacíos completamente (mala señal, ^_^), aunque quizás también sea que, para según que sitios, ya es incluso tarde para cenar (son sólo las 9 de la noche, por dios! :P) así que decidimos coger unos obento (cajas de comida preparada) de una tiendecita regentada por abuelillas japonesas: ¡barato y buenísimo! Luego, compramos bebida en el konbini que hay al otro lado de la calle, con lo que ya estamos más que preparados para ponernos las botas.

Volvemos al ryokan, comemos nuestro obento en la habitación y nos relajamos en el futon viendo un poco la tele hasta las 23h, hora de ir a nuestro onsen privado. Para acceder al onsen hay que cruzar la calle, está en un edificio independiente justo delante del ryokan. El de hoy está decorado a base de mosaicos de cerámica, así que nos lavamos bien y ale, ¡al agua patos!

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Y... ¡qué maravilla! Es muy, muy relajante. Media horita después, con la piel bien roja del agua caliente natural y muy relajados, nos ponemos los yukatas y volvemos a la habitación a dormir, cruzando la calle, y menos mal que no viene nadie, porque vaya pintas... Eso sí, ¡qué relax!

Próximo capítulo: Los infiernos de Beppu

sábado, 1 de septiembre de 2007

Lost in Translation I - Llegada a Japón e Hiroshima

Lost in Translation I - Llegada a Japón e Hiroshima

Sábado 4 de agosto – Domingo 5 de agosto

Llegamos a la T1 de Barajas sin problemas, ¡a pesar de que no había taxis! Sí,sí... llamamos para pedir uno y nos dicen que no hay, ¡genial! Pero tenemos suerte y encontramos uno que debía haber acabado el turno, porque ya tenía la lucecita apagada, pero que al vernos con las maletas nos pregunta que a dónde vamos y claro, piensa en el dinerito y nos lleva. ¡Bien!

Esto de la facturación electrónica es un gran invento, porque llegamos al “baggage drop” de KLM y en menos de un minuto hemos facturado, ¡fantástico! El control de seguridad también es muy rápido, así que nos vamos a desayunar tranquilamente y a leer cerca de la puerta de embarque.

El vuelo a Amsterdam va perfecto de tiempo, así que cuando llegamos nos da tiempo a pasear por la terminal, ver tiendas y pensar en las cosas que nos compraremos a la vuelta (esos quesitos holandeses, jejejejeje...). A la hora indicada empieza el embarque a Tokio y lo cierto es que va muy rápido. Estamos en la única fila donde hay asientos de dos, así que no “compartimos espacio” con nadie más y empezamos a jugar con la pantalla individual que tiene cada asiento, ¡qué pasada! Habrá unas cien películas, distribuidas en estrenos recientes, películas clásicas, para toda la familia, etc., en varios idiomas, con opciones de pausa, rebobinar, etc. Y claro, nos pasamos el viaje comiendo y viendo películas, jejejejeje. Por cierto, que ambos vimos Buscando a Nemo, ya que no la vimos en su día, y no veáis la llorera que se pegó Laura, jajajajajaa. Hubo un momento en que paró la película y dijo "esta película no me gusta, es muy dura", qué risa.

Con los ojos rojos de tanta película (y de no haber dormido nada), unas cuantísimas horas después llegamos al aeropuerto internacional de Narita, en Tokio. Allí vemos unos papeles con los nombres de personas a las que no les van a llegar los equipajes, y por desgracia el nuestro está ahí. Nos dicen entonces que nuestro neceser llegará más tarde (como siempre, cuando hacemos conexiones siempre se pierde algo, a pesar de que las otras dos maletas han llegado bien, así que está claro que el neceser se quedó dando vueltas por Amsterdam), así que hacemos todo el papeleo para que nos llegue al hotel de Beppu y vamos a buscar nuestro JR Pass. En las mismas oficinas, reservamos los asientos del Narita Express a Tokio y los billetes de Shinkansen (el conocido tren bala japonés, para que nos entendamos) hasta Hiroshima, que es la primera parada de nuestro viaje.

Dormimos intermitentemente en el tren, y menos mal que tenemos que cambiar en Okayama para llegar hasta Hiroshima, porque sino nos hubiéramos quedado dormidos hasta el final de la línea jejeje… Finalmente, a las 18:00h, llegamos a Hiroshima, tras tres millones de horas metidos en medios de transporte desde que salimos de Madrid. ¡Qué cansados estamos! Cogemos los bártulos y vamos andando al hotel, que está a pocos minutos de la estación de tren. La habitación es pequeña, pero está muy bien, así que no nos quejamos. Estamos cansadísimos, pero no queremos sucumbir al jet-lag, así que a pesar de habernos pasado todo el día viajando y todo el anterior viendo películas sentados en un avión, jejejeje, nos duchamos, nos cambiamos de ropa, nos arreglamos un poco y ale… ¡a descubrir Hiroshima!

Primero pasamos por una farmacia, pues Luis tiene uno de los ojos muy rojo y molesto. Allí, Laura deja alucinado a Luis con su capacidad de hablar y pedir cosas en japonés, ¡parece que recuerda más de lo que ella misma se pensaba! Total, que parece ser que Laura les cuenta a las farmacéuticas (muy simpáticas ellas) que acabamos de llegar de España y que como no hemos dormido en más de 24 horas tenemos los ojos muy machacados y necesitamos unas gotitas refrescantes. Dicho y hecho, nos dan las gotitas, nos dicen “gracias” (sí, en español, qué monas) y ale, empezamos nuestra primera visita a la ciudad.

Empezamos paseando tranquilamente por la galería comercial Hondori, típica galería comercial japonesa: cubierta y llena de tiendas ruidosas y restaurantes varios. Llegamos a la llamada Cúpula de la Bomba Atómica (Gembaku Dômu), símbolo de la destrucción de Hiroshima y patrimonio mundial de la UNESCO. Este edificio era el salón de Promoción Industrial hasta que explotó la bomba unos 500 metros por encima de él. Extrañamente, la estructura permaneció más o menos intacta (no así el interior, donde todo quedó arrasado). Desde entonces, sus ruinas apuntaladas, iluminadas de noche, se han dejado como recordatorio eterno de la tragedia. Podéis verlo en la siguiente foto de Luis:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Mañana es 6 de agosto y, por lo tanto, es el 62º aniversario de la bomba atómica por lo que ya esta noche los alrededores del Gembaku Dômu están llenos de actos conmemorativos: hay un concierto de música al lado del río (justo a la otra orilla de la cúpula) lo que da un toque bastante lánguido al paseo y nos pone los pelos de punta. La música es triste y el ambiente también. Damos la vuelta a la Cúpula, hacemos algunas fotos y nos cruzamos con un grupo de gente, en procesión, con farolillos de papel iluminadas, rezando y recordando a los muertos por la bomba atómica.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Cruzamos el río y llegamos al denominado Parque Conmemorativo de la Paz (Heiwa-Kôen), justo enfrente de la Cúpula. Lo primero que vemos es el Monumento conmemorativo de la paz de los niños, que realmente es el más conmovedor del parque. Está inspirado en la niña Sadako: víctima de leucemia, enfermó a los 10 años (como consecuencia de la bomba) y decidió hacer 1.000 grullas de papel con los papeles de las medicinas (ésta es una antigua tradición japonesa, se cree que los deseos de una persona se vuelven realidad al hacer grullas de papel, pues la grulla es el símbolo de longevidad y felicidad en Japón). Sadako estaba convencida de que si conseguía su objetivo se recuperaría, pero murió. Desde entonces, todo el mundo se acerca al monumento a poner grullas de papel, que las hay a millares. Pone los pelos de punta.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Un poco más allá está el Cenotafio y la Llama de la Paz, que fue diseñado por el conocido arquitecto japonés Tange Kenzo. Allí todo está preparado para que mañana, a las 8:15h dé lugar la conmemoración del aniversario de una tragedia que nunca debemos (ni podemos) olvidar. El Cenotafio, dedicado a todas las víctimas, contiene los nombres de todas las víctimas conocidas de la bomba y se abre una vez al año, durante el aniversario, para incluir más nombres, aunque esta cifra no llega a las 1.000, ya que en la mayoría de los casos, murieron familias enteras con lo que no quedó nadie para identificar nada, y muchas personas fueron vaporizadas de tal manera que los restos nunca se han podido identificar. La Llama de la Paz, enmarcada por el Cenotafio, sólo se extinguirá cuando no queden armas nucleares en la Tierra.

Cansados y hambrientos, nos vamos al sorprendente Okonomi-mura (que literalmente significa “el pueblo de los okonomiyakis”, ¡ñam!): un edificio de seis plantas de las cuales tres están llenitas de restaurantes de okonomiyakis, la especialidad culinaria de la ciudad. Teóricamente, todos los restaurantes reciben la misma materia prima, pero cada uno le da su toque personal. Entramos y después de una mini-vueltecita, nos sentamos en uno en la primera planta. Allí, delante de nuestros ojos, vemos cómo nos preparan un delicioso okonomiyaki especial de la casa estilo Hiroshima (es decir, con huevo frito). ¡Está deliciosoooooooooo! Ved qué rico:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Después de cenar, damos un paseo de vuelta al hotel y a dormir, ¡que ha sido un día muy largo! Descansamos bien, aunque a las 3:00h nos despertamos, pero por suerte volvemos a dormir y nos recuperamos de la paliza que nos hemos dado durante nuestro primer día en Japón. Otsukaresama-deshita!

Lunes 6 de agosto

Queríamos despertarnos antes para acercarnos a la ceremonia en el Parque de la Paz, pero al final decidimos tomárnoslo con calma (la ceremonia es interesante, sí, pero bastante "política" al fin y al cabo y sobre todo, muy tempranera jejeje) y desayunar tranquilamente en el hotel. ¡Y qué desayuno! Típico japonés, claro: sopa miso, arroz blanco, pescado a la parrilla, tofu… ñami, ñami. ¡Eso sí que es empezar el día con energía!

Después de desayunar, vamos hacia el Castillo de Hiroshima (Hiroshima-jô), también conocido como ‘castillo de la carpa’ (la carpa es especialmente querida allí, que hasta el equipo de béisbol de la ciudad se llama “Carps”). Se construyó en 1589, pero fue desmantelado durante la Restauración Meiji y posteriormente destruido por la bomba atómica. Lo que vemos hoy es una reconstrucción en hormigón, pero sirve para hacerse una idea de cómo era en el pasado. Luis se sienta en un banco y un abuelo japonés (con cara de pervertido según Laura, jejeje) le empieza a preguntar cosas que de dónde somos, que cuántos años tenemos y después hace gestos muy raros (¿quería que nos besáramos? Ni idea), así que nos despedimos y nos largamos de allí. Os dejamos con una fotillo que nos hizo un japonés con la cámara de Laura:

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Desde allí vamos a ver, con la luz del día, la Cúpula de la bomba atómica. Antes de llegar, mientras Laura está haciendo una foto a un tranvía, escucha un grito que dice “Lauraaaaaaaaaaaaaaaaa”. Se gira e… ¡increíble! ¡Es Ángela! Excompi de curro en NOVA. No nos vemos en España y nos encontramos en Japón, qué pequeño es el mundo, pensamos. Charlamos un rato, nos contamos novedades y ale, dejamos que Ángela vuelva a Osaka… ¡increíble!

Alrededor de la Cúpula hay mucho movimiento pacifista: los que recuerdan la tragedia de Hiroshima, los que recuerdan otras tragedias que siguen sucediendo en el mundo, los que dan abrazos gratis, los que cantan (con mala voz) canciones para la paz… es interesante. Seguidamente, cruzamos el río y vamos al Monumento conmemorativo de la paz de los niños que está hoy más lleno de grullas de papel que nunca. Firmamos en una grulla enorme, dejando un mensaje de paz en catalán y castellano.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Os dejamos también un detalle de los miles de grullas de papel que había alrededor del monumento a los niños, en las que se puede ver la palabra "paz" escrita en las alas de las grullas (平和)

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

A continuación nos acercamos hasta el Cenotafio, donde vemos multitud de personas quemando incienso y rezando en recordatorio de las víctimas. Es sobrecogedor... además, suena música por todo el parque y todo le da al ambiente un toque muy especial, un poco triste.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Finalmente, entramos al Museo Conmemorativo de la Paz, justo al otro lado de la plaza donde se asienta el Cenotafio que enmarca la Llama de la Paz y la Cúpula de la Bomba Atómica. Este museo, uno de los mejores en los que hemos estado nunca, narra los acontecimientos ocurridos antes, durante y después del 6 de agosto de 1945. La visita es una experiencia sobrecogedora y absolutamente todo el mundo tiene que tragarse las lágrimas (o dejarlas correr mejilla abajo) en algún momento u otro, pues el museo es increíblemente emocionante. Comienza explicando los antecedentes militares de Japón (y deja las cosas claras en plan “nosotros también fuimos muy bestias”, cosa que en pocos sitios hemos visto); Después, explica por qué la bomba cayó en Hiroshima, cómo se escogieron los blancos, así como aspectos científicos y consecuencias médicas. Hay miles de fotos, una réplica a tamaño real de la bomba, una maqueta de la ciudad antes y otra después de la bomba, con sólo tres o cuatro estructuras de edificios en pie y todo el resto arrasado, artículos reales que pertenecieron a niños y adultos que murieron tras la bomba, y explicaciones de lo que les pasó a los dos o tres días... todo muy bien explicado, poniendo nombre y apellidos, edad y contexto a cada artículo. Se nos ponen los pelos de punta sólo de recordarlo. Merece la pena una visita, aunque sea tan duro.

Unas horas más tarde, salimos al sofocante calor húmedo de Hiroshima. Volvemos sobre nuestros pasos por el Parque de la Paz donde unas señoras mayores muy agradables nos cuentan que quieren hacer feliz a su dios shinto (¿ein? pensamos nosotros) y nos hacen una limpieza del aura. Total, imaginad el cuadro: dos guiris en medio del Parque de la Paz de pie con los ojos cerrados y dos señoras con su mano delante de nuestra cara, rezando algo incomprensible. Jejejeje, interesante.

Finalmente vamos a la planta 10 de unos grandes almacenes, planta llena de restaurantes varios, y nos decidimos por uno especializado en tonkatsu. Allí Luis se pide un katsudon y Lau un katsukare, ¡ñamiiiii! Al salir, pasamos por un konbini (tienda abierta 24 horas con gran variedad de productos) a comprar algo de beber, que en este país te quedas deshidratado en menos que canta un gallo y vamos al hotel a descansar un rato y a pasar al disco duro las fotos que hemos hecho durante la mañana.

Después de una pequeña siestecita que nos sienta de maravilla, nos levantamos para ir al río Motoyasu-gawa, entre la Cúpula de la Bomba Atómica y el Parque de la Paz y participar en el acto conmemorativo llamado Toro Nagashi: la ciudad entera y medio país también echa a flotar miles de farolillos de papel por las almas de los muertos por la Bomba Atómica, todos ellos de colores diversos, y con una vela encendida dentro. Hay mucha gente, pero nos hacemos fuertes y conseguimos un huequecillo bastante interesante justo delante de la Cúpula, en el que podemos poner el trípode. Todavía no está oscuro, pero el espectáculo no deja de ser maravilloso: ver a familias enteras echar sus farolillos, a niños con los suyos hechas a mano… y cuando cae la noche el espectáculo es ya impresionante, porque se aprecia la vela que hay encendida dentro de cada farolillo. Además, hay música ambiente en directo, lo que le da un toque especial al acto.

Cansados de estar tantas horas en un mismo sitio, decidimos intentar bajar y colarnos en la zona reservada a periodistas y fotógrafos profesionales… ¡y lo conseguimos! Así que hacemos algunas fotos más, ya completamente de noche, desde la misma orilla del río... precioso de verdad.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

A las 22h (el acto en teoría era de 18h a 21h), decidimos que nos hemos ganado un buen okonomiyaki, así que volvemos al Okonomi-mura para probar otro restaurante distinto. En la cuarta planta la cosa está complicada, así que bajamos a la tercera y nos decidimos por uno de los restaurantes que hay allí. Comemos el okonomiyaki típico de la casa... ¡que es la boooooomba! Increíble y alucinantemente buenísimo... no sabemos qué ha echado, es bastante distinto de los okonomiyakis más ‘típicos’, pero también es, sin ningún tipo de dudas, el mejor que hemos comido jamás: una masa muy fina, unos polvos desconocidos, una montaña de repollo impresionante, beicon, calamar y algo parecido a tenkasu (pero marrón y duro, ¡ni idea!), huevo, fideos soba… ¡una maravilla!

Como ya es bastante tarde, volvemos al hotel, nos preparamos un buen ofuro (baño tradicional japonés), nos ponemos el yukata (quimono de algodón, en los hoteles se utiliza de pijama), descargamos las fotos del día y a dormir. Oyasumi-nasai!


Próximo capítulo: Miyajima y llegada a Beppu

Lost in Translation - Introducción

Hace una semana que llegamos de Japón y después de adaptarnos de nuevo al trabajo, de seis o siete lavadoras, de limpiar la casa y de intentar (que no conseguirlo, ^_^) planchar, estamos listos para empezar a colgar nuestras crónicas de Japón, jejejejee, las llamadas "Lost in Translation".

Antes de nada, queremos dejar claro que tanto antes del viaje, como durante el mismo, como después (a la hora de escribir las crónicas, por ejemplo), hemos utilizado muchísimo nuestra querida Lonely Planet de Japón. Para nosotros es, sin ningún tipo de dudas, la mejor guía siempre (siempre compramos Lonely Planet), pero para Japón ha sido especialmente valiosa, pues una de las cosas que la diferencia del resto es que todo, absolutamente todos los puntos de interés y mapas, incluye la grafía japonesa y, sinceramente, a veces, cuando estás en algún pueblo perdido de Japón donde no hay nada escrito "en occidental" eso nos ha sido muy muy muy práctico... o en el metro de Tokio también, jejejejejeje.

Total, que para escribir las crónicas hemos utilizado las notas que todos los días íbamos escribiendo en nuestra libretita y puntos de interés sacados de la Lonely Planet... y lo decimos para que no haya problemas de copyright y esas cosas, ^_^.

Esta tarde empezaremos a colgar, otanoshimiiiiiii!!!!

Besitos,
Laura y Luis
----------------
We're getting ready to start uploading chronicles and pictures of our three-week holiday to Japan. We've used both our own notes and the Japan Lonely Planet articles to write them all, so you know.

Love,
L&L